Antes de dedicarme de lleno a la escritura, o más bien debo decir a la escritura y al cine, que es lo que hago en la actualidad, recorrí un largo camino. Nací en Caracas, Venezuela, el 28 de Agosto de 1964. Desde pequeño me incliné hacia las Ciencias, si bien me gustaban mucho las Humanidades.
Quería ser Arquitecto, posición que mantuve firme hasta un año antes de ingresar a la universidad. Dada la gran cantidad de profesionales en el área, decidí cambiar hacia una carrera naciente, la cual prometía convertirse en un boom: Ingeniería en Computación, en la Universidad Simón Bolívar.
Luego de graduarme, en 1987, decidí cursar una Maestría en Ciencias de la Computación, al tiempo que daba clases en la misma Universidad. Al tiempo que obtenía el título de Magister, cursé estudios pre-doctorales, pero en ese momento decidí que era hora de aplicar mis conocimientos.
Recién salido de la Universidad, graduado con Honores, no faltaron las ofertas de trabajo. Sin embargo, siempre pensé en crear mi propio negocio, desde donde pudiese realizar mis propios proyectos. Así, en 1986, fundé J.L. Sistemas, una empresa de desarrollo informático, que desde sus inicios se destacó por la calidad de su trabajo.
En 1991, luego de la inclusión en la empresa del Ing. Fernando Pereira, mi socio y una de las personas más brillantes que he conocido, nos fue encargado el desarrollo de una aplicación novedosa, que automatizara a la empresa Domino’s Pizza, la cual se estaba estableciendo en el país. Desarrollamos una aplicación que se llamó Powlet (que luego se transformaría en nuestro producto bandera, Powl 21) la cual fue una sensación, por estar desarrollada en la naciente plataforma Windows, y por utilizar una pantalla táctil.
Decidimos inscribirla en Windows World Open, una competencia mundial promovida por Microsoft, en la cual participaban desarrollos de más de 30 países. Tuvimos la fortuna de obtener el primer lugar en la competencia, lo que catapultó la empresa. De la noche a la mañana llovieron los contratos, tanto nacionales como internacionales. Abrimos oficinas en Estados Unidos, desde donde comenzamos a servir al mercado latinoamericano. Eso me mantuvo ocupado por varios años, desarrollando software, dando conferencias, viajando a dar Consultoría.
Como mencioné antes, siempre tuve una inclinación latente por las Humanidades, lo que me llevó, una vez que me encontraba establecido profesionalmente, a explorar ese mundo. Así, decidí escribir mi primera novela, que se convertiría en ADN Fatal. Debo confesar que cuando comencé a escribir, lo hice más con un fin de auto complacencia intelectual que pensando en hacer público el resultado. Di a leer el borrador a un grupo reducido de amigos, quienes lo recibieron con muy buenas críticas.
Pensé que era más la amistad que nos unía que otra cosa lo que generaba los comentarios. Expandí un poco el radio, con resultados similares. En ese momento decidí publicar la obra. Luego escribiría Juego Cerebral y comencé a pensar en otro proyecto que llenaba la única área sin desarrollar de las cosas que me apasionan: llevar ADN Fatal al cine. Tuve que estudiar mucho para aprender los rudimentos, pero siempre he tenido facilidad para absorber conocimientos.
Dada la complejidad de realizar una película que representase ADN Fatal, decidí comenzar con un proyecto menos ambicioso. Escribí un guión que en principio iba a ser simple, pero como nada en la vida lo es, creció y terminé filmando una película en cuatro países (Venezuela, Inglaterra, Francia y España). Aunque todavía no tiene fecha de estreno, el mismo es inminente.
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