Hay que elegir como te vas de un lugar. El dolor no se paga con dolor, ni la ausencia con miedo, ni la impotencia con gritos. Hay que irse sin tiroteos, sin ruido para el otro, dejando ser lo que ha elegido. Si me miraras por las razones que elegiste para decirme adiós, es un engaño para ti mismo, pues quizás elegiste irte por los motivos equivocados. Me iré con el amor del mar. Hay que saber cómo irse, como se va un atardecer; con esa misma hermosura, con esa misma esperanza.